martes, marzo 20, 2007

Lectura rápida

Hay un lugar que se llama técnicas americanas de estudio que eran clientes de la editorial donde trabajé tiempo atrás.

Recién he visto un anuncio de ellos en el periódico promocionando sus servicios.

Al cliente le prometen, devorar libros y lo mejor de todo, comprender lo que se ha leído.

Por curiosidad me gustaría inscribirme en uno de sus cursos. Dentro de mi experiencia empírica de lector he aprendido a no repetir mentalmente las palabras leídas para acelerar la lectura, pero en algunas novelas, cuentos o poemas existen frases poderosas que merecen ser repetidas mentalmente o mascullarlas. Otras obligan a cerrar el libro por un momento y clavar los ojos en la nada para que el cerebro procese las imágenes de dichas frases.


Otra de mis experiencias para leer rápido surgió de la casualidad. En un foro de editores, evento en el que año con año los editores utilizan para quejarse de todo y de lo mismo, en una de las mesas se discutía acerca de la próxima muerte del libro electrónico o los e-books. En realidad se veía como una amenaza para el libro impreso y había que acabar con él, aunque fuera en esa mesa. Escuchaba a los panelistas y sólo les faltaba sentenciar "crucificádle". Estuve a punto de levantar mi mano con el pulgar apuntando hacia el infierno. Pero me contuve y escribí mis comentarios para exponerlos en una posible ronda de preguntas y respuestas que nunca tuvieron lugar.

Las anotaciones eran respecto a que el libro electrónico sí tenía vida futura pero en el plano técnico, en el mundo de los instructivos y manuales.

Tiempo después descubrí una aplicación para la palm en la que podías leer libros en formato electrónico y también que diversas librerías en los estados unidos y el canadá comercializaban novelas en ese formato. Al comentar con colegas al respecto inciaba con una frase retadora: "Leí El código Da Vinci en mi palm".

No sabían si criticarme por haberme chutado un best seller, sacrilegio, o por renunciar al placer de sentir la textura del papel entre las manos y al deleite del "olor a tinta".

Pero cuando veían que no me iría sin una réplica de su parte, por fin preguntaban:
¿Lo leíste de una sentada?
No

¿Cómo puedes señalar la página en la que te quedaste?
Tiene una función para eso

¿Cómo cambias de página?
El texto se va desplazando por la pantalla a la velocidad que puedas leer

Y en más de la mitad de las veces las expresiones de sus caras era algo así como de "el futuro ya nos alcanzó".

La razón por la cuál leer en este formato aceleró mi lectura es porque no se pierde el tiempo en dos cosas:

Regresar la vista al renglón siguiente y no se pierde tiempo en pasar la hoja.

En un libro del tamaño de El código... eso me ahorró un par de horas, creo.

La aplicación se llama e-reader y los e-books están en formato pdb, pero existen otros lectores y otros formatos, incluso aplicaciones en las que se puede convertir un texto del procesador de palabras al formato de libro electrónico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Leo Agustooo! Que bien que has regresado, ya tenías un ratote sin escirbir. Gracias por estos posts, no los he acabado de leer, pero lo haré muy pronto.

Sabes que seguia checando tu Bló a ver si escribías, pero no me había tocado desde el fin de semana pasado. Parece que vienes con todo.

Felicidades!