jueves, diciembre 27, 2007

A Gabo le gustó la edición cubana de Cien años de Soledad

LA HABANA (AFP) — La edición ilustrada de la novela 'Cien años de soledad' lanzada en La Habana gustó "muchísimo" a su autor, el colombiano Gabriel García Márquez, y fue enviada al convaleciente líder cubano Fidel Castro, informó el ministro de Cultura, Abel Prieto.

A García Márquez "le gustó muchísimo", "él y Mercedes (Barcha, su esposa) estaban muy contentos por los resultados", declaró Prieto a la prensa, tras la presentación del libro en la noche del miércoles en el Pabellón Cuba, recinto ferial del centro de La Habana, colmado por cientos de admiradores del escritor.

El ministro dijo que entregó los primeros ejemplares a 'Gabo' cuando estuvo en Cuba a comienzos de diciembre en el Festival de Cine de La Habana, y que envió un libro a Castro, amigo cercano del escritor, aunque aún no tenía sus impresiones de la publicación.

El libro, ilustrado por el pintor cubano Roberto Fabelo, fue lanzado en el marco del programa cultural por el 49 aniversario de la revolución que llevó al poder a Castro, de 81 años y alejado de su cargo formal desde hace 17 meses por enfermedad.

Prieto subrayó que la nueva edición cubana de 'Cien años de soledad' era "un proyecto previsto para los 80 años" que cumplió en marzo pasado el Nobel de Literatura colombiano (1982) y al 40 aniversario de la primera edición de su obra cumbre. "Pero se nos demoró un poquito. Queríamos precisamente que apareciera enriquecida por alguien que el 'Gabo' admira mucho y que al mismo tiempo tiene ese don, esa fantasía maravillosa, ese barroquismo tan especial que caracteriza a la literatura" de García Márquez, expresó, en alusión a Fabelo.

Agregó que el escritor colombiano cedió a Cuba, "como siempre ha hecho", los derechos de publicación de la edición cubana -de 10.000 ejemplares-, que "circulará masivamente" en la Feria Internacional de Libro de La Habana, en febrero próximo.

lunes, diciembre 24, 2007

Falleció Julien Gracq

Con información de DPA y AFP

André Breton, el padre del surrealismo, decía que Julien Gracq era "el último heredero del surrealismo". A los 97 años, y considerado uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea francesa, Gracq murió el sábado.

El escritor era conocido por sus singulares metáforas, su lenguaje filoso y la densa atmósfera de sus obras. Además del surrealismo -Breton fue su mentor y su amigo-, el romanticismo alemán fue una de sus influencias.

Julien Gracq era el seudónimo -lo había escogido "por razones de ritmo y sonoridad"- de Louis Poirier, nombre con el que había nacido, el 27 de julio de 1910, en Saint-Florent-le-Vieil, en el departamento de Maine et Loire. Fue un estudiante destacado en la Escuela Normal Superior, una institución de elite, y se licenció también en Ciencias Políticas. Trabajó hasta 1970 como profesor de Historia y Geografía, prefiriendo siempre la enseñanza secundaria a la universitaria.

Su obra literaria comenzó con la publicación de En el castillo de Argol (1938), una novela de inspiración surrealista donde muestra su universo literario: le otorga importancia máxima al escenario (Bretaña) y le da prioridad a la atmósfera sobre la intriga.

En 1939, tras conocer a André Breton, Gracq adhirió a ese movimiento pero se alejó de él con bastante rapidez. Ese mismo año también abandonó el Partido Comunista francés, en el que había ingresado tres años antes.

Gracq alcanzó verdadero renombre como escritor en 1950 con el ensayo La literatura en el estómago, con el que criticaba la orientación consumista de la literatura francesa y los excesos de los premios literarios.

En 1951, él mismo rechazó el prestigioso Premio Goncourt, que le fue concedido por El mar de las Sirtes. Esta actitud le valió la admiración y el respeto de la crítica literaria parisina. Años después, rechazaría las invitaciones de Fran»cois Miterrand.

Fue poeta en Gran libertad (1947), crítico en Preferencias (1967) y novelista en La península (1970) y por supuesto en Un balcón en el bosque (1958).

La editorial Gallimard lo honró en los años 90 con una edición completa de su obra en la lujosa colección Pléiade, privilegio que pocos autores llegaron a disfrutar en vida. El editor de esta obra, Bernhild Boie, lo definió como "un escritor para iniciados, cuyos escritos simbólicos y mágicos revelan secretos perdidos".

Qué opinaba él se puede entender de una de sus declaraciones: "La única literatura necesaria es siempre una respuesta a lo que no ha sido aún preguntado."

Fragmento
Salió la luna sobre el mar absolutamente tranquilo, con una noche tan transparente que, desde los cañaverales de la costa, se oía progresar de trecho en trecho el cacareo de alarma de las aves acuáticas, alertadas en los juncos por nuestra estela. La costa que seguíamos se erizaba como una muralla negra contra la luna con las lanzas inmóviles de sus cañas.

Silencioso como un merodeador nocturno el casco achatado del Temible se deslizaba por entre aquellos pasos poco profundos con una seguridad que revelaba el ojo infalible de su capitán. Detrás de la orla oscura, las tierras desiertas de las Sirtes reflejaban hasta el infinito la majestad de un campo de estrellas.

De "El mar de las Sirtes".